Nos gusta nuestro baño, es difícil compartirlo, o usar el de otro, es personal pero sobre todo higiénico, cuando tienes pareja te cuesta tener confianza en este aspecto, no quieres que participe de los aspectos fisiológicos o costumbres en el baño. No he pasado por ese momento, pero creo que en algún momento llegará, si es tu compañero o compañera de cuarto o tu pareja, son situaciones distintas y en las que la convivencia hace que descubras muchas cosas.
Es como los recién casados, por eso algunos deciden convivir antes para descubrir si verdaderamente pueden vivir juntos. Ser de a dos, pensar en dos, disfrutar de a dos, es difícil, primero tiene que haber disposición de ambos a adaptarse, no cambiar pero si adaptarse; los cambios si son de los muebles o cosas es normal, pero si las personas cambiamos para tratar de ser aceptados en una relación de pareja en convivencia, va a un completo fracaso, porque la naturaleza de las personas no cambia, bueno pero creo que esto va ser otro tema a tratar.
Estar conectado nos hace sentir, hace que podamos crecer en nuestras vidas, nos conectamos al espíritu positivo que llevamos todos y nos levantemos con iniciativa, entusiasmo, sintiendo felicidad, ganas de seguir, una vez alguien me dijo que era similar a la sensación de estar enamorado y es cierto muchas veces necesitamos un amante que nos incentive, que nos lleve a otro nivel. Puede ser tu profesión, tu deporte favorito, la lectura, la música, y no necesariamente una persona, que no es para ti, que la tienes que cortejar, que tienes que adivinar qué la hace feliz porque no te lo dice.
Estar conectado, lo podemos lograr queriendo lo que hacemos, sobre todo si lo disfrutamos y deseamos siempre más, algo así como un buen orgasmo, que queremos repetirlo siempre, más y mejor. Así que, EMPEZEMOS.